Todos hemos oído alguna vez que Roma es la cuna de la civilización Occidental, pero hasta que no ves esta impresionante ciudad con tus propios ojos, no te lo puedes imaginar. No sé por donde empezar a describir este monumento de ciudad, la verdad, iba un poco escéptica, pues había oído tanto que es caótica, incluido de mi propio hijo que vive allí hace 1 año, que cuando llegué y entré a la ciudad por la Viale delle Terme di Caracalla, los imponentes restos de las antiguas Termas de Caracalla o Termas Antoninas, me cautivaron.
Hay varias maneras de conocer Roma, una que siempre es acertada es coger el autobús turístico e ir parando en los sitios emblemáticos, por mi parte y como quería saborear todos los deliciosos platos que ofrece la gastronomía italiana y dado que la mayoría son altos en carbohidratos, decidí hacerlo a pie e ir quemando calorías, eso sí, cálzate unos buenos tenis y prepárate para recorrer entre 18 y 20 km al día entre sus calles.
Si vas a ir a Italia y tienes al menos una semana, te recomiendo que pases 3 días en Roma, pues entrar a los diferentes sitios te toma tiempo, si por el contrario, solo quieres verlo por fuera, con dos días completos te haces una idea. Puedes ir a tu bola, disfrutar de los monumentos por ti mismo o puedes coger, en según cuales, un guía, esta es la opción más acertada a mi parecer, ya os diré mi experiencia y en cuales merece la pena, pues oír la historia detrás de cada una de sus columnas y ruinas, como dice el anuncio, no tiene precio.
Volviendo a las Termas de Caracalla, os comento que fueron unos baños públicos de la Roma imperial. Se construyeron entre 212 y 217 d. C., bajo el gobierno del emperador Caracalla. El edificio fue destruido por un terremoto en 847, aunque ya desde 537 no se usaba porque los canales de agua resultaron destruidos en una guerra. Este es uno de los sitios a los que merece la pena entrar. Roma tiene 3 líneas de metro, pero llegan lo suficientemente cerca de los sitios más emblemáticos, por si quieres hacer tu recorrido más cómodo. La parada más cercana a las termas es la de Circo Massimo (puedes quedarte aquí, visitar estos jardines que explicaré más abajo y de aquí subir caminando).
Siguiendo nuestra ruta, llegamos al Circo Massimo, que como he dicho más arriba, tiene parada de metro. Todos hemos visto películas de romanos, y como no, las famosas carreras de carros, donde fueron inventadas para entretenimiento del pueblo, lamentablemente poco queda de él pero podemos hacernos una idea de la magnitud del espectáculo, pues siendo el primer circuito de la civilización romana, tenía 621 metros de largo por 128 metros de ancho y capacidad para 300.000 espectadores, que si tenemos en cuenta que en aquel entonces, Roma contaba con 1.000.000 de habitantes, era una 3ra parte de la población, toda una locura.
Los que perdían la carrera en este circuito eran enviados al coliseo, donde tenían una segunda oportunidad y si salían vivos eran liberados, claro está que eso no pasaba casi nunca.
De ahora en adelante, se pueden hacer diferentes recorridos, nosotros optamos por dejar el coliseo para lo último, al día siguiente y con la caída del sol, pues si coges el tour te incluye la colina Palatina, que con los anaranjados de la puesta de sol es un espectáculo que no os podéis perder, así que nosotros nos dirigimos hacia la Piazza Campidoglio y al mirador, desde donde se pueden ver las ruinas del antiguo foro Romano. En esta plaza se encuentra el ayuntamiento.
Como podréis imaginar, en cualquier esquina de Roma te encuentras unas ruinas, algunas, lamentablemente están abandonadas, cubiertas de hierba y sin ningún cuidado, son trozos de columnas o de edificaciones que, han ido apareciendo al excavar, bien para hacer el metro, o alguna edificación nueva y que no ha podido ser, por la historia de las piezas halladas, pero imposible mantener todo óptimo, pues Roma entera tiene enterrados siglos de civilización.
De aquí y a pocos pasos se encuentra el Altar de la Patria en la Piazza Venezia, os recomiendo subir al mirador, vale sobre 7 euros por persona, pero merece la pena. Elaborado todo en mármol blanco es un edificio imponente, coged aire y subir hasta arriba, donde un ascensor os llevará a la cima y desde allí podréis ver roma en 360 grados, impresionante.
Ya va picando el hambre, así que lo mejor es buscar donde comer y para eso seguimos por la orilla del rio Tévere, que atraviesa la ciudad y a mano izquierda, en medio de la Isla Tibertina, está uno de los hospitales públicos de la ciudad, que, a juzgar por sus vitrales, bien podría ser un palacete.
Justo al frente, cruzando por cualquiera de sus puentes o el que va más directo, el puente Garibaldi, se encuentra el barrio de Trastévere (particularmente a mí me fascina). Es una especie de barrio bohemio, con calles estrechas, llenas de restaurantes y bares, que te obligan a parar y a tomar un aperitivo, eso sí, prepara el bolsillo, una cerveza te vale 6 euros, no porque sea este sitio, es que Roma es muy caro. Mi recomendación es que os toméis un par de horas para perderos por este lugar. Comer y luego callejear, o al revés, buscar una terraza para comeros un Gelato y disfrutar de este sitio tan particular. Para comer tratar siempre de buscar sitios donde veáis que hay lugareños, evitar las calles céntricas y los restaurantes al frente o cerca de los monumentos, os dejareis el sueldo. Os pongo unas fotos de este barrio que tanto me gusta y si podéis en la noche acercaros, es mágico.
Después de esta maravillosa visita y para seguir con nuestro ajetreado día, volvemos a cruzar el rio Tévere y nos dirigimos hacia Piazza Novona, pasando por el Campo di Fiori (campo de flores) que es una plaza rectangular donde suele haber mercadillo de día y super animada de noche, con muchas terrazas donde cenar o tomar algo.
La piazza Navona, es a mi parecer, una de las más bonitas que tiene Roma, quizá menos afamada que la Piazza de España, pero para mi gusto mucho más vistosa, con sus fuentes y sus artistas callejeros, donde puedes comprar pinturas preciosas a bastante buen precio. Si nos fijamos en la vista aérea de la plaza, es ovalada, esto se debe a que antiguamente era un circo (recordemos que en la antigua roma los circos eran donde se hacían las carreras de carros y los juegos atléticos, como el circo Massimo) y tenía 276 metros de largo por 106 de ancho, con un aforo de 30.000 personas
La actual piazza cuenta con 3 fuentes, la Fuente de los 4 ríos, la fontana del moro y la fontana di Nettuno.
Después de unas cuantas fotos y un refrigerio seguimos hacia el Pantheon. Es un templo de planta circular erigido por Adriano, entre los años 118 y 125 d. C. completamente construido sobre las ruinas del templo erigido en el 27 a. C. por Agripa, destruido por un incendio en el año 80,1 dedicado a todos los dioses
Ya se nos acerca el atardecer, pues nosotros fuimos en abril y aún nos quedan un par de sitios para ver, así que seguimos caminando y llegamos a la famosísima Fontana de Trevi, claro, cuando la ves te das cuenta porque es tan famosa. Para llegar desde el Panteón las calles son estrechas y llenas de gente, vas caminando tranquilamente, absorto en la arquitectura de esta ciudad, que se admira en cualquier rincón y de repente, de frente, llegas a una pequeña plaza donde toda ella está ocupad por la fuente. Espectacularmente grandiosa, de mármol blanco, perfectamente tallado, es un espectáculo imponente, te deseo suerte si quieres hacerte una foto sin que salgan 30 personas a tu lado, es una locura.
Trata de hacerte un hueco y tira la moneda, no hay nada más turístico que eso :)
Llegando ya casi al final de nuestro recorrido de hoy llegamos a la famosa Piazza de España, donde también hemos visto innumerables escenas de películas tan conocidas como Ángeles y Demonios, protagonizada por el gran Tom Hanks, donde, para no desentonar, nos sentamos a descansar en la escalinata de 135 peldaños, que, si a estas alturas del día sois bravos, os animo a subir y visitar la iglesia Trinitá dei Monte, yo particularmente no pude.
Creo que por hoy ha sido suficiente, así que, nos dirigimos hacia la parada de metro Spagna para llegar al hotel, casa o donde sea que os hospedéis y darnos un buen baño relajante, para poder salir a cenar y disfrutar de la noche de Roma, que, si de día es impresionante, de noche os dejará sin palabras.